La vida está llena de giros inesperados que nos llevan a encontrar lo que menos esperamos, como lo fue ese momento hace un año y cuatro meses para ser más exactos y gracias a una amistad en común nuestras vidas paralelas se cruzaron de manera inesperada, cambiando nuestro rumbo para siempre, siendo esto el inicio de una nueva etapa en nuestras vidas. Al principio, todo parecía indicar que sería algo casual y pasajero, pero hubo algo más en nuestra conexión que nos hizo sentir que había más detrás de esa primera impresión.

​

La conversación fluyó con facilidad, y antes de que nos diéramos cuenta, habíamos pasado horas hablando sobre todo y nada, riendo y bromeando. Con el tiempo, la confianza creció, y el espacio entre nosotros se volvió más cómodo, como si nos conociéramos de mucho tiempo.

​

A medida que compartíamos momentos, sueños y aspiraciones, una conexión profunda y auténtica comenzó a surgir entre nosotros. Era como si hubiéramos encontrado un reflejo de nosotros mismos en el otro, un entendimiento mutuo que nos hacía sentir vistos y escuchados de manera auténtica. La presencia de Yasi era un refugio de calma y comprensión, donde su paciencia y capacidad para escuchar creaban un espacio de armonía y seguridad. Gonzalo, por su parte, aportaba una madurez y determinación que inspiraba confianza, mostrando inteligencia, sinceridad y respeto en cada gesto y palabra.